¿Sabía usted que…?
La santa virgen María, es una escalera celestial.
La gran mayoría de nuestros hermanos separados de la iglesia católica, aseguran que la Virgen María, es solo una estatua e imagen de idolatría. Niegan que ella pudiera ser la madre de Dios, pues si Cristo no es el Dios grande y poderoso; entonces la Virgen es solo una patraña de nuestra imaginación.
¡Perfecto! El antiguo testamento y los profetas hablan de un gran mesías quien llegaría en la plenitud de los tiempos. En el libro del Deut 18, 15-20 (segunda ley), el Señor Dios, le dice a Moisés; Yo les suscitaré, de en medio de sus hermanos, un profeta semejante a tí (Moisés), pondré mis palabras en su boca, y él les dirá todo lo que yo le mande. Si alguno no escucha mis palabras, las que ese profeta pronuncie en mi nombre, yo mismo le pediré cuentas de ello.
El profeta Isaías dice: “El Señor mismo va a daros una señal: he aquí que una doncella está encinta y va a dar a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel” (Dios-con-nosotros). La venida del Mesías o el salvador del mundo, en todo el antiguo testamento, es todo un himno de alegría y esperanza. En el nuevo testamento, Cristo asegura que él es la vida eterna y nadie puede ir al Padre, si no solo por él.
Si algún hermano separado de la iglesia católica, quiere ir al Padre, entonces ese tal debe aceptar a Cristo como su Dios y su salvador. Ese tal deberá bautizarse en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, dentro de la misma iglesia que Cristo instituyó. ¡Sí! Porque Cristo es Dios verdadero. Así, como lo anunció Isaías; María la virgen, es la doncella anunciada por los profetas. El plan de Dios Padre, era que su hijo viniera al mundo por medio de una mujer, la cual, sometida a una ley mosaica o judía, ley muy rigurosa; ella, la virgen, estuviese limpia y purificada de todo pecado; digna de ser la madre de su único Hijo, el salvador del mundo.
¡Si llegar al Padre, requiere de reconocer a Cristo como Dios verdadero, y si María es quien lo engendra en este mundo; entonces, ella es la nueva arca de la alianza, instituida por Dios Padre todo poderoso! Entonces, María no es ninguna estatua de idolatría como lo afirman nuestros hermanos separados. Todo padre y toda madre justa y buena, merece reconocimiento y honra de parte de sus propios hijos. ¡Si María se ha sacrificado como madre buena ante Dios y ante su descendencia! ¡No será que merece ser amada, honrada y venerada!
Cierto que ella no es Dios, y no se le puede adorar; pero los católicos la veneramos y la respetamos de corazón, por ser nuestra madre en la fe y madre de nuestra salvación.
María la Virgen; entonces, ella es una escalera mandada por Dios, pues al ser ella quien aloja a Dios en su seno, ella, automáticamente, se convierte en una puerta al cielo para que todos podamos llegar a Dios, junto a Jesús su hijo y así podamos todos ver a Dios nuestro Padre celestial.
¿Sabía usted esto?
¡No, no lo sabía!
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