Visiones del Profeta

 

¡Hola! Soy Jesé Retoño.
¿Cómo estás?
Te saludo en el nombre de Cristo. Que la paz de Cristo este contigo.
La bendición de mi madre santísima, sea con todos.

Quiero invitarlos, a continuar con mi nuevo tema “Viaje al Purgatorio”, este tema es el inicio de mi misión asignada por la Reina del Cielo, donde por voluntad de la Señora del Cielo, fui llevado a experimentar y ver con mis propios ojos la realidad del purgatorio. Gracias a la virgen de Guadalupe, las multitudes y la iglesia, conocerán esta tremenda y terrible realidad.

En la medida que lo voy explicando y con la ayuda de las ilustraciones, podrán todos experimentar lo que la Señora del cielo quiere que todos en la iglesia y en el mundo comprendan. Están todos bien venidos a ser parte de mi experiencia en el purgatorio.

Una de las facetas de mi vida, es el haber tomado la decisión de servir a Cristo. Esta decisión ha sido un verdadero reto en mi vida, ya que soy más bien un mecánico y no un evangelizador. El seguir a Cristo, no me ha traído amigos, pero más bien, muchos enemigos. La división en mi familia, es grande. No hay nadie, en este mundo, que me ayude o me apoye. El seguir a Cristo, implica cargar con una cruz, es decir, implica decir siempre la verdad a diestra y siniestra. Esto me lo aseguró mi madre celestial, antes de yo empezar este ministerio evangélico.

Este reto que he tomado, de evangelizar por mi propia cuenta, ha sido con el fin único de transmitir el evangelio intacto, y sin omitir las verdades evangélicas. Mi evangelio, debo transmitirlo tal y como fui instruido por mí misma madre, la santa iglesia católica, apostólica y romana. Mi evangelio se sostiene en la tradición, en la doctrina de la iglesia y en Cristo quien le ha dado potestad evangélica a su única iglesia instituida por él.

Deseo invitar a las multitudes, a conocer la doctrina de la iglesia en referencia al purgatorio, y al mismo tiempo, quiero invitarlos a experimentar paso a paso lo que se siente, morir en pecado y llegar al purgatorio. Esta experiencia, quiso la Reina del Cielo, que yo la conociera, y después de unos años más adelante, recibí la autorización del cielo, para mostrarles a todos la terrible realidad que existe después de la muerte corporal.

Pasaron los años, y yo seguía pensando que seguramente yo me moriría y seria enterrado junto con grandes prodigios, los que Dios me había mostrado. Pensé que seguramente todos los maravillosos prodigios y encuentros con Dios, serían enterrados junto conmigo, en mi memoria, y en mi tumba cuando yo muriera.

Pasaron los años, y un día llegó a mí el poder del Espíritu Santo, quien me levantó y me dijo, que mi tiempo había llegado. Este acontecimiento en mi vida, es grandioso y más adelante continuaré con muchos detalles al respecto. Por el momento, continuaré con lo asignado, pero les aseguro que conocerán cosas maravillosas que el cielo me reveló.

Lo que yo experimenté, sucedió aquí en la tierra, pero vi y conocí a alguien quien murió y la Señora del cielo, me mostró su voluntad.
Quiero, agradecer de todo corazón, el apoyo de aquellos que creen en mí. Agradezco inmensamente, con corazón sincero a todos aquellos que me siguen fielmente, y quiero dedicarles este tema, para gloria y salvación de todos ustedes, y de todos sus amigos y familiares.

Amo y bendigo a todos aquellos que Cristo ha puesto en mi camino, y también a todos aquellos que vendrán por mi evangelio. La reina del cielo, quiere que muchos conozcan la voluntad de su hijo amado.
Cristo bendice y ama a todos aquellos que lo buscan de corazón.

Soy Jesé Retoño, los bendigo en el nombre de Cristo.
Mi hijo León Jesuita, siempre está al pendiente de todos los que hablan el idioma inglés.
Todos, los idiomas y razas en el mundo entero, sean bienvenidos a mi ministerio.
La paz de Cristo, sea con todos.

De ahora en adelante, quiero que “Piedrecita” sea una luz gigante, para que la luz de Cristo brille en las almas de millares que lo escucharan a través de este ministerio.
Yo, Jesé Retoño y mi hijo León Jesuita les deseamos la paz de Cristo.
Bendiciones a todos.
El corazón de mi madre celestial, sea para el mundo y para millares que la aman y la veneran en el mundo entero.

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